Artes de la presencia


Basamos nuestra filosofía en conceptos y principios inspirados en la cosmología andina y el budismo oriental.

munay (amar)

yachay (aprender, conocer y recordar)

llan'kay (trabajar)

kawsay (vida)

ayni (reciprocidad)

Cinco principios definen la forma de vida andina: munay (amar), yachay (aprender, conocer y recordar), llan'kay (trabajar), kawsay (vida), y ayni (reciprocidad).3​ Entre ellos, el ayni se considera el principio más importante, ya que proporciona la columna vertebral de la vida. Esto se debe a que el ayni no se limita a recibir una compensación por la ayuda anterior; una definición más amplia de ayni sería el intercambio de energía entre los humanos, la naturaleza y el universo.

En la cultura andina está muy arraigado el valor del cuidado, tanto a la naturaleza como al hermano, entendiendo que todos somos parte del sistema y si los otros están bien yo (y mi descendencia) también lo estaremos. Parece muy simple, pero si miramos a nuestro alrededor nos hemos distanciado mucho de esta filosofía. Hoy más que nunca nos sentimos partes de un todo y nos damos cuenta de que lo que afecta a los demás nos afecta.Es una buena oportunidad para pensar si nuestra forma de vivir es sostenible y encontramos en el AYNI una salida comunitaria hacia una vida más feliz y sustentable.

Esto no debería ser un gesto pasajero, debería ser una forma de vida. Cuando veo a una persona de mi comunidad careciendo de algo, lo ayudo en lo que puedo, indefectiblemente cuando yo necesite de mi comunidad allí estará también. Y eso es justamente el concepto de COMUNIDAD, es más allá de la solidaridad. 

Cuidarnos y cuidar a los otros también incluye la naturaleza que nos da los alimentos, la energía, el aire que respiramos, en definitiva, la vida misma. Es en estos momentos de crisis que nos damos cuenta la magnitud de nuestro impacto, es buen momento para tomar conciencia de que podemos colaborar con pequeñas acciones.

Consumiendo menos productos de un solo uso (por ej. bolsas de plástico, sorbetes, botellas descartables, etc.). Cuidando la energía que consumimos, comprando productos a granel, evitar los envoltorios, separando los residuos y muchísimas acciones más.

Un ejemplo de esto sería ayni entre un ser humano y un árbol: un humano riega un árbol y el árbol usa esta agua para convertir el dióxido de carbono en oxígeno y glucosa. Los humanos usan el oxígeno para realizar la respiración y sobrevivir, y algo de glucosa puede eventualmente encontrar su camino hacia los productos que usan los humanos, como las frutas. A cambio, los humanos convierten el oxígeno en dióxido de carbono para que lo use el árbol, así como también plantan semillas que el árbol produjo para crear más árboles. El simple acto de regar un árbol también puede generar recompensas que incluyen, entre otras, la creación de sombra, barreras contra el viento, anclajes en el suelo y más. Las relaciones que pueden definirse como ayni se extienden así a todo lo beneficioso que involucre a dos partes.

Desde nuestra experiencia hemos podido notar que, en el momento en que el cuerpo se unifica con ese gran flujo natural de energía en comunión con los elementos que le rodean, su movimiento deja de ser un andar pesado y doloroso; y empieza a moverse a través de un movimiento más profundo, sutil y armónico. Un estado de completud que llega a partir de la escucha de su propia dependencia con los elementos del presente, una apertura hacia  aquellos campos sutiles que esconde el hacer cotidiano.

Escrito: Fernando Huanacuni Mamani - Fuente:www.cusihuasi.ning.com

interser 

por: Thich Naht Hanh

“Si eres poeta, verás claramente que flota una nube en esta hoja de papel. Sin nube, no habrá lluvia; sin lluvia, los árboles no crecen; y sin árboles, no podremos hacer papel. Para la existencia del papel es esencial la nube. Si no está la nube, tampoco puede estar el papel. Así, podemos decir que la nube y el papel inter-son.

La palabra “interser” aun no esta en el diccionario, pero si combinamos el prefijo inter con el verbo ser, tenemos un nuevo verbo, interser. Sin una nube, no podemos tener papel, de modo que es posible decir que la nube y la hoja de papel inter-son.

Si miramos más profundamente esta hoja de papel, veremos en ella la luz del sol. Sin la luz del sol, el bosque no puede crecer. De hecho, nada puede crecer. Aún nosotros no podemos crecer sin la luz del sol. Así pues, sabemos que el sol también está en esta hoja de papel. El papel y el sol inter-son.

Y si seguimos mirando, podemos ver al leñador que cortó el árbol y lo trajo al molino para transformarlo en papel. Y podemos ver el trigo. Sabemos que el leñador no puede vivir sin el pan cotidiano, así que el trigo que se convirtió en su pan también está en esta hoja de papel. Y el padre y la madre del leñador también están. Cuando lo vemos así, vemos que sin todas estas cosas, esta hoja de papel no puede existir.

Mirando aún con mayor profundidad, vemos que nosotros también estamos en ella. Esto no es difícil de ver, porque cuando miramos una hoja de papel, forma parte de nuestra percepción. Tu mente está aquí y la mía también. Así que podemos decir que todo está aquí en esta hoja de papel – el tiempo, el espacio, la tierra, la lluvia, los minerales de la tierra, el sol, la nube, el río, el calor. Todo coexiste con esta hoja de papel. Es por ello que creo que la palabra interser debería estar en el diccionario. “Ser” es interser.

No puedes ser por ti mismo; tienes que interser con todas las demás cosas. Esta hoja de papel es, porque todo lo demás es. Supongamos que tratamos de regresar uno de los elementos a su origen. Supongamos que regresamos la luz al sol. ¿Crees que esta hoja de papel sería posible? No, sin la luz de sol nada puede ser. Y si regresamos al leñador a su madre, tampoco tenemos papel.

El hecho es que esta hoja esta hecha sólo de elementos que no son papel. Y si regresamos estos elementos a sus orígenes, no puede haber papel del todo. Sin los elementos que no son papel, como la mente, el leñador, la luz del sol, no habrá papel. Así de delgada como es, esta hoja de papel contiene todo el universo.”

Tomado del libro El Corazón de la Comprensión del maestro Thich Nhat Hanh.

Basamos nuestra filosofía en conceptos y principios inspirados en la cosmología andina y el budismo oriental.

Sumak Kawsay

El Buen Vivir y sus 13 Principios

 

Vivir Bien o Buen Vivir, es la vida en plenitud. Es saber vivir en armonía y equilibrio, en armonía con los ciclos de la Madre Tierra, del cosmos, de la vida y de la historia, y en equilibrio con toda forma de existencia. Y ese justamente es el camino y el horizonte de la comunidad; implica primero saber vivir y luego convivir. No se puede Vivir Bien si los demás viven mal, o si se daña la Madre Naturaleza. Vivir Bien significa comprender que el deterioro de una especie es el deterioro del conjunto.

 

Los trece principios para vivir bien o vivir en plenitud 

1- Suma Manq’ aña: Saber comer, saber alimentarse, no es equivalente a llenar el estómago; es importante escoger alimentos sanos. En la cosmovisión andina todo vive y necesita alimento, es por eso que a través de las ofrendas damos alimentos también a la Madre Tierra, a las montañas, a los ríos. La Madre Tierra nos da los alimentos que requerimos, por eso debemos comer el alimento de la época, del tiempo, y el alimento del lugar.

2- Suma Umaña: Saber beber. Antes de beber se inicia con la ch’alla, dando de beber a la Pachamama, a los achochillas, a las awichas. Beber, tomar, ch’allar completarse (chuymar montaña, chuymat apsuña, chuymat sartaña jawirjam sarantañataki) entrar al corazón, sacar del corazón y emerger del corazón para fluir y caminar como el rio.

3- Suma Thokoña: Saber danzar, entrar en relación y conexión cosmotelúrica, toda actividad debe realizarse con dimensión espiritual.

4- Suma Ikiña: Saber dormir. Se tiene que dormir dos días, es decir dormir antes de la media noche, para tener las dos energías; la de la noche y la de la mañana del día siguiente, la energía de dos días.

5- Suma Irnakaña: Saber trabajar. Para el indígena originario el trabajo no es sufrimiento, es alegría, debemos realizar la actividad con pasión, intensamente (Sinti pacha).

6- Suma Lupiña: Saber meditar, entrar en un proceso de introspección. El silencio equilibra y armoniza, por lo tanto el equilibrio se restablece a través del silencio de uno (Amiki) y se conecta al equilibrio y silencio del entorno, el silencio de uno, se conecta con el silencio del entorno (Ch’uju) y como consecuencia de esta interacción y complementación emerge la calma y la tranquilidad.

7- Suma Amuyaña: Saber pensar. Es la reflexión, no sólo desde lo racional sino desde el sentir; uno de los principios aymaras nos dice: jan piq armt’asa chuman thakip saranlañani (sin perder la razón caminemos la senda del corazón).

8- Suma Munaña, Munayasiña: Saber amar y ser amado, el proceso complementario warmi chacha, el respeto a todo lo que existe genera la relación armónica. 

9- Suma Ist’ aña: Saber escuchar. En aymara ist’aña no sólo es escuchar con los oídos; es percibir, sentir, escuchar con todo nuestro cuerpo; si todo vive, todo habla también.

10- Suma Aruskipaña: Hablar bien. Antes de hablar hay que sentir y pensar bien, hablar bien significa hablar para construir, para alentar, para aportar, recordemos que todo lo que hablamos se escribe en los corazones de quienes lo escuchan, a veces es difícil borrar el efecto de algunas palabras; es por eso que hay que hablar bien. 

11- Suma Samkasiña: Saber soñar. Partimos del principio de que todo empieza desde el sueño, por lo tanto el sueño es el inicio de la realidad. A través del sueño percibimos la vida. Soñar es proyectar la vida.

12- Suma Sarnaqaña: Saber caminar. No existe el cansancio para quien sabe caminar. Debemos estar conscientes de que uno nunca camina solo; caminamos con el viento, caminamos con la Madre Tierra, caminamos con el Padre Sol, caminamos con la Madre Luna, caminamos con los ancestros y con muchos otros seres.

13-Suma Churaña, suma Katukaña: Saber dar y saber recibir. Reconocer que la vida es la conjunción de muchos seres y muchas fuerzas. En la vida todo fluye: recibimos y damos; la interacción de las dos fuerzas genera vida. Hay que saber dar con bendición, saber dar agradeciendo por todo lo que recibimos. Agradecer es saber recibir; recibir el brillo del Padre Sol, la fuerza de la Madre Tierra, fluir como la Madre Agua y todo lo que la vida nos da.

Escrito: Fernando Huanacuni Mamani - Fuente:www.cusihuasi.ning.com

Fotografías: Alejandra León @cortezaazul